No somos la afición más numerosa, la más ruidosa o la más jocosa. Tampoco presumimos de prolíficas canteras. No apelamos a un glorioso y ampuloso pasado. No revindicamos sentimientos nacionalistas. No nos jactamos de contar con aficionados allende los mares y en lejanos continentes. No coleccionamos incontables títulos oxidados y decrépitos en nuestros almanaques. No pretendemos ser el equipo más relevante e influyente del S.XX, ni siquiera del S.XXI. No poseemos magnánimos y faraónicos presupuestos. No incorporamos lujuriosos fichajes en cada período estival.
Hemos perdido batallas. Hemos cometido errores. Hemos probado los amargos y crueles pastos de la segunda división. Hemos llorado cuando la caprichosa e ingrata fortuna nos arrancó la gloria de la Champions mientras la acariciábamos con la yema de nuestros dedos. Hemos recogido el balón de entre las mallas en innumerables ocasiones. Hemos gritado con rabia cuando nos señalaron penaltis dudosos en el último minuto. Hemos sido golpeados. Hemos contemplado anonadados, consternados e impotentes como se despedazaba con saña y alevosía la historia de este club, fagocitado en sus propias luchas internas. Hemos visto como nuestros jugadores se arrastraban por el campo, vencidos por la insidia y la apatía. Hemos jugado en campos de tierra y en templos del fútbol. Hemos perdido finales en los últimos suspiros. Hemos sido humillados en los campos más poderosos, y también en los más modestos. Hemos observado con envidia como otros enarbolaban trofeos que nos pertenecían por justicia. Hemos caído heridos en eliminatorias de poca envergadura. Hemos sido goleados. Hemos errado penaltis decisivos. Hemos maldecido nuestra suerte, pero nunca nos hemos rendido.
Nosotros hemos sufrido la crudeza del ridículo y la acritud de la derrota pero en ningún momento hemos olvido el orgullo de lucir el murciélago en el pecho.
Y esta fidelidad se debe a que nosotros también corrimos con el Piojo López cuando se ensañaba con la zaga blaugrana. Nosotros también sentíamos la furia del Kily González cuando se internaba por la banda. Nosotros también endosábamos un 5-2 al todopoderoso Lacio cuando todos los pronósticos nos daban por muertos. También presionamos con fiereza a los contrarios hasta robarles el balón como Farinós o Albelda. También hicimos nuestras las sutilezas con el esférico de Aimar. También participamos de las cabalgadas de Vicente. También fuimos certeros en el área como los asesinos disparos de Kempes. También chillamos hasta quedarnos afónicos con Carboni cuando le robamos la liga al Madrid. También dibujamos pases trazados con la perfección y delicadeza de Mendieta. Jaleamos la contundencia de Ayala. Detuvimos con Cañizares, en plástica palometa, esa falta que apuntaba a la escuadra más recóndita. Animamos a nuestros jugadores con Españeta. Y honramos el humilde pasado de nuestros predecesores.
Sí, nosotros hicimos todo esto. Nosotros nos incorporamos de la miseria cuando todos nos daban por muertos. Nosotros desafiamos a los colosos anglosajones, germanos y transalpinos en digno lance. Nosotros peleamos con orgullo con nuestros jugadores. Nosotros somos valencianistas, y nunca nos avergonzaremos de ello.
increible
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