lunes, 9 de noviembre de 2009

Marcelino, fuera de juego



Marcelino García Toral estuvo a punto de recalar en el Valencia Club de Fútbol. Por suerte, no lo hizo. Él era caro. Caro tanto en sueldo como en exigencias. No sólo pretendía cobrar un salario inasumible para un club ya por entonces en economía de guerra, sino que exigía la permanencia de Villa y Silva en la escuadra ché.

A la postre, los dos davides se quedaron, y Marcelino prefirió el proyecto con vistas al ascenso del por entonces recién descendido Real Zaragoza.

Hoy, por primera vez desde su flirteo con el valencianismo, volvía a Valencia. Retornaba Marcelino con dos bajas sensibles: la habitual de Ikechukwu Uche, y la de Javier Arizmendi. No obstante, lo hacía de la mano de Fabián Ayala, símbolo del valencianismo, le pese a quien le pese.
El egocéntrico Marcelino puso a sus piezas a presionar como perros de presa. Adelantó las líneas hasta el infinito. Quiso llevar la iniciativa ofensiva. Sin embargo, olvidóse de practicar el fuera de juego. Hasta en tres ocasiones el Valencia agujereó las mallas de López Vallejo en la primera mitad del encuentro. Las tres fueron un calco: puerta atrás ante la bochornosa línea de fuera de juego maña.

Después, las culpas al de siempre. Al árbitro. Algo fuerte debió de decirle al engominado Muñiz Fernández en el túnel de vestuarios para que el colegiado le instara a no sentarse en el banquillo del visitante, para la segunda parte del choque. Mal perdedor y justo de talante. Decepcionante Marcelino.

Y es que hoy, el Zaragoza le ha hecho el partido al Valencia. Y ya no es inteligible, a las alturas de liga en las que estamos. Basta con ver la repetición del partido de la segunda jornada de la BBVA entre el Valladolid y el Valencia para saber que al conjunto de Emery no hay que dejarle el contraataque en bandeja. Eso sí, con la presión Banega ha quedado anulado. Ni falta que ha hecho.

Mata desequilibraba el marcador en el minuto 16 en un uno contra uno ante López Vallejo. Villa partía en fuera de juego, pero al dejar pasar el esférico sin contactar con él, la jugada queda validada, señor García Toral. En otra contra. No es que fuera un contraataque puro, pero las facilidades que daba la escuadra maña para encarar a López Vallejo con superioridad favorece la utilización del término. El caso, en otra contra Pablo servía a Villa que a placer ponía el segundo. en el electrónico, y el octavo en su cuenta particular. Poco después, los términos se invertirían y sería Villa quien regalaría un bonito gol a Pablo Hernández, quien, por cierto, lleva 4 goles en liga.
En la segunda mitad, poco más hubo. Nula creación valencianista e impotencia zaragocista. Pablo y Mata pudieron colocar el cuarto en sendas ocasiones, antes de que Abel Aguilar marcara en un rechace cedido erróneamente por César. El guardameta ponía fin a su racha de 4 partidos sin encajar un gol, y el Zaragoza recortaba ventajas en vano.

Un paradón de López Vallejo y un gol justamente anulado a Marko Babic nos aguardaban antes del final del encuentro. El Valencia no fue brillante, pero fue práctico. 21 puntos en diez partidos, 11 porta Marcelino. Otra vez será.

No hay comentarios:

Publicar un comentario