No pretendo ser hipócrita y culpar de todos los males del Valencia de aquella época al lateral portugués. Cierto es que si Villa, Silva, Mata o incluso Angulo, que jugó aquel encuentro, hubieran cumplido sus menesteres goleadores, el tanto osasunista no hubiera causado tanto daño. Cierto es que aun con la "cabeza alta", el Valencia no iba cara al aire en ese momento de la temporada. Sin embargo, también es cierto que vi a Miguel Brito y a Manuel Fernandes en una discoteca valenciana el jueves anterior a aquel encuentro.
Conocidas son m

El pasado jueves, encontrábame yo en una discoteca de la calle san Vicente cuando volví a ver al fornido carrilero valencianista. Pocos segundos tardé en darme cuenta del problema. La historia se repetía. Como en la temporada pasada, el Valencia jugaba el domingo en Pamplona. Como en el curso pasado, lo veía de ocio nocturno en el jueves previo al partido. Para más inri, el Valencia saltará al campo a las 21 horas, como en el último choque contra los navarros. No es por ser agorero, que para eso ya está Alejandro Amenábar, pero eran demasiadas casualidades.
Por suerte, Miguel no pudo soportar la resaca en la mañana del viernes e hizo esperar a todos sus compañeros media hora para hacerse la foto oficial. Es el enésimo desliz de este jugador de físico privilegiado pero irresponsable cabeza. Emery justificó el retraso por el viaje que acababa de ejecutar el luso desde Bosnia, donde consiguió clasificar a CR9 y también, por cierto, a Portugal para el mundial, pero lo cierto es que dicho viaje no le impidió disfrutar cual universitario de la noche valenciana.
Paradojas de la vida, esa noche valenciana, en cambio, sí que le va a impedir estar en Pamplona este domingo, pues por suerte Emery lo ha sacado de la convocatoria. Valencianistas, estamos a salvo.
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