lunes, 15 de marzo de 2010

La lesión de Albelda destroza un gran primer tiempo del Valencia

El Valencia entre algodones aguantó hasta la recaída de Albelda. Muy buena primera parte del combinado blanquinegro. Ayer, una vez más, más que nunca, combinado. Jordi Alba sustituyó al exhausto Mata con vistas a la conquista de los pueblos bárbaros, Maduro volvió a su posición de central, Albelda y Bruno retornaron al once de forma obligatoriamente prematura, y Chori hizo de Guaje. Panorama no muy halagüeño a priori pero que no tardó en desactivar el potencial ofensivo culé, merced a una gran solidaridad y concentración defensivas. También consciencia en sus limitaciones, que últimamente son muchas.

Empezó dominando el conjunto blaugrana, pero no con excesivo peligro. El tridente Pedro-Messi-Bojan no funcionó. Messi se diluyó por el centro, Bojan no encontró la inspiración, y Pedro no halló facilidades ante la defensa de Bruno y las ayudas de Alba. El Valencia mantuvo sus líneas ordenadas, y salió a la contra con mucho peligro. La primera la tuvo Jordi Alba, quien remató con fuerza pero excesivamente alto un centro de Pablo Hernández.

Los de Emery fueron adquiriendo confianza y viendo cada vez más claras sus posibilidades. Fueron ganando campo y llegaron hasta a sitiar por momentos el área de Víctor Valdés. El guardameta culé sacó dos intentos con la zurda de Pablo, y le quitó el balón del pie a Maduro cuando se disponía a partir las mallas gracias a una asistencia de Domínguez.

La más clara del Barcelona llegaría gracias a Dealbert, que se hizo un lío cuando la jugaba en zona defensiva. Messi le robó la cartera y salió como un rayo hacia César, pero el vallisoletano desvió su tiro a saque de esquina.

En el minuto 41 llegaría uno de los momentos clave del partido. De esos instantes que lo cambian todo. Albelda se resintió de su recién recuperada lesión, y tuvo que ser sustituido por Fernandes. A partir de aquí, el Valencia perdió el equilibrio, el empaque, aunque sin consecuencias en lo que restaba de primer tiempo.

Lo malo llegaría después. Guardiola dejó en el vestuario a un flojo Bojan e introdujo a Henry. Visto lo que se vio, acertó el preparador catalán. El Valencia, sin Albelda y con tres jugadores infiltrados, perdió metros, y el Barcelona, ahora sí, empezó a hacer alarde de su tan brillante fútbol. Henry le provocó la primera cartulina a Maduro al poco de comenzar, minutos antes de que comenzara la exhibición de Messi. El menudo argentino se aprovechó de un pequeño toque de su compatriota Banega para librarse de Bruno, romper literalmente a Dealbert y poner el primero de la noche.

No obstante, el Valencia no se descompondría hasta el minuto clave del partido. Zigic, que había entrado por un renqueante Domínguez, se vio solo frente a Víctor Valdés. Tuvo tiempo para pensar, para decidir la mejor opción de las múltiples posibles. Pero el serbio es podológicamente incompetente y, no se sabe a ciencia cierta lo que pretendió hacer, pero lo cierto es que el esférico fue directo al muñeco y el Barcelona se libró de una buena. En la jugada siguiente, Maduro, otro de los que no jugarían en condiciones normales, dejó la pierna estirada cuando Messi ya se le había escapado y el árbitro le sacó la roja de rigor. De rigor porque son 7 en los mismos partidos. Porque cuando el Valencia acabe un partido con los mismos jugadores con los que lo empezó, será noticia, y ello debería ser lo normal. El caso es que esa expulsión acabó por derrotar lo poco de Valencia que quedaba, que comenzaba a agonizar.

Bruno, al igual que Albelda, recayó de su lesión, y entró Baraja para permutarlo. El Valencia necesitaba que llegase el minuto final cuanto antes, porque se temía lo que iba a pasar. Que ante tanta adversidad valencianista, Messi, el crack culé, se sintió cual pez en el agua. Primero se fue hacia el centro como a él le gusta -y más ante el parsimonioso movimiento de piernas de Dealbert- y la puso ajustada al palo cruzado. Golazo y 2-0. Y aún quedaba un tercero, con un toque sutil, de maestro, de artista. Sólo él desatascó un partido que el Valencia encaró sorprendentemente bien, pero que se fue hundiendo merced a su incomprensible carrusel de bajas y tocados.


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