El Valencia logró ayer, lunes, su cuarta victoria consecutiva en el fuedo de la avenida de Suecia y dio un paso importante de cara a la clasificación para la Liga de Campeones. Lo hizo pese a chocarse contra un gran equipo, el Getafe de Míchel, y lo hizo, sobretodo, pese a Paradas Romero, un árbitro malagueño que no dio ni una a derechas y exasperó a equipo y público valencianista. Pese a todo, el Valencia sigue tercero y adquiere un serio colchón frente a Deportivo y Mallorca, inmediatos perseguidores de Valencia y Sevilla en la lucha para la Champions.
Comenzó fuerte el Getafe, aprovechando la ya tradicional desidia inicial de los blanquinegros. Subió las líneas de su escuadra Míchel, asumiendo los riesgos que ello conlleva. Ahogaron por completo el juego de creación del equipo che, el cual se enfrascó en una serie de balones largos estériles sin ningún tipo de peligro. El partido comenzó jugado en la mitad de campo de los locales, manejado por la batuta que dictaba el veterano de guerra Casquero y el joven Parejo. A las bandas, Manu del Moral y Pedro León intentaban buscar por las alturas al otrora valencianista Miku, quien no anduvo muy acertado en toda la noche. El caso es que el Getafe salió mandón, pero no tuvo prácticamente ocasiones de gol. De hecho, la primera fue para el Valencia, para el debutante titular Domínguez, quien en una de esas contras que tanto le agradan a los blanquinegros pudo estrenarse a lo grande. Lo evitó Codina.
Los de Emery, sin embargo, no acababan de tomarle el pulso al encuentro. La presión del equipo madrileño provocó una exhibición valenciana de pases imprecisos que impedían un juego fluido. Alexis se cayó al suelo y tocó el esférico con la mano, hecho que le costó la amarilla. Poco después, otra mano, la de Albelda, acarreó una cartulina amarilla que a su vez conllevará la ausencia del de la Pobla Llarga en el Calderón.
Por esos derroteros de incertidumbre se halló toda la primera mitad hasta que al filo del minuto 40, César sacó de meta largo hacia el ayer lateral izquierdo Alexis, quien con la cabeza prolongó el balón al hueco para el Chori, que ya casi en línea de fondo le puso un perfecto pase de la muerte al Guaje Villa, que no falló frente a Codina. Con muy poco, 1-0. Y una de las mejores noticias de la noche se empezaba a vislumbrar: la vuelta de Villa. Ante el trascendental encuentro del jueves, es necesario que el asturiano se sienta confiado y en buena relación con el gol.
Antes del intermedio todavía habría tiempo para que el Cata Díaz sacase prácticamente de dentro un balón con el que Domínguez ya había superado a Codina.
Nada más comenzar la segunda parte, un Villa en plan estelar aprovechaba un balón al hueco de Silva para batir mediante vaselina a un adelantado Codina y cerrar aparentemente el partido. Digo aparentemente porque aquí apareció el colegiado Paradas Romero, protagonista de la noche con permiso de Villa, quien se preocupó de reabrir un encuentro cuando ambos entrenadores ya pensaban en el entrenamiento del día siguiente. Pedro León, pícaro y tramposo ayer como nunca se le vio, forzó una inexistente falta que el árbitro interpretó como merecedora de la segunda amarilla de Alexis.
El Getafe vio un inesperado atisbo de salvar como mínimo un punto y se fue a por todo hacia el marco de César. Además, los banquillos de ambos equipos se movieron. Emery recompuso su -cada vez más- maltrecha defensa con la entrada de Maduro por un ovacionado Domínguez, mientras que Míchel daría entrada a Albín y, poco después, a Kepa, en busca del gol.
Fue Manu del Moral quien tras un erróneo despeje de la zaga che, batió por bajo a César a falta de aproximadamente un cuarto de hora para el pitido final. Emery dio entrada a Mata por el héroe del partido, en un final que se hizo eterno para toda la parroquia che.
Mientras tanto, Paradas Romero siguió a lo suyo. No señaló un penalti a Maduro, sí vio un inexistente fuera de juego de Pablo -que había saltado al campo en sustitución de Joaquín-, y consideró como saque de puerta un despeje de un defensa del Getafe. Para más inri, casi al final del encuentro, Dealbert cometió un absurdo e innecesario penalti ante Miku que el colegiado andaluz no se atrevió a señalar. Nefasta actuación arbitral, pero importante y sufrida victoria valencianista. Ahora, a pensar en el Brujas.
Comenzó fuerte el Getafe, aprovechando la ya tradicional desidia inicial de los blanquinegros. Subió las líneas de su escuadra Míchel, asumiendo los riesgos que ello conlleva. Ahogaron por completo el juego de creación del equipo che, el cual se enfrascó en una serie de balones largos estériles sin ningún tipo de peligro. El partido comenzó jugado en la mitad de campo de los locales, manejado por la batuta que dictaba el veterano de guerra Casquero y el joven Parejo. A las bandas, Manu del Moral y Pedro León intentaban buscar por las alturas al otrora valencianista Miku, quien no anduvo muy acertado en toda la noche. El caso es que el Getafe salió mandón, pero no tuvo prácticamente ocasiones de gol. De hecho, la primera fue para el Valencia, para el debutante titular Domínguez, quien en una de esas contras que tanto le agradan a los blanquinegros pudo estrenarse a lo grande. Lo evitó Codina.
Los de Emery, sin embargo, no acababan de tomarle el pulso al encuentro. La presión del equipo madrileño provocó una exhibición valenciana de pases imprecisos que impedían un juego fluido. Alexis se cayó al suelo y tocó el esférico con la mano, hecho que le costó la amarilla. Poco después, otra mano, la de Albelda, acarreó una cartulina amarilla que a su vez conllevará la ausencia del de la Pobla Llarga en el Calderón.
Por esos derroteros de incertidumbre se halló toda la primera mitad hasta que al filo del minuto 40, César sacó de meta largo hacia el ayer lateral izquierdo Alexis, quien con la cabeza prolongó el balón al hueco para el Chori, que ya casi en línea de fondo le puso un perfecto pase de la muerte al Guaje Villa, que no falló frente a Codina. Con muy poco, 1-0. Y una de las mejores noticias de la noche se empezaba a vislumbrar: la vuelta de Villa. Ante el trascendental encuentro del jueves, es necesario que el asturiano se sienta confiado y en buena relación con el gol.
Antes del intermedio todavía habría tiempo para que el Cata Díaz sacase prácticamente de dentro un balón con el que Domínguez ya había superado a Codina.
Nada más comenzar la segunda parte, un Villa en plan estelar aprovechaba un balón al hueco de Silva para batir mediante vaselina a un adelantado Codina y cerrar aparentemente el partido. Digo aparentemente porque aquí apareció el colegiado Paradas Romero, protagonista de la noche con permiso de Villa, quien se preocupó de reabrir un encuentro cuando ambos entrenadores ya pensaban en el entrenamiento del día siguiente. Pedro León, pícaro y tramposo ayer como nunca se le vio, forzó una inexistente falta que el árbitro interpretó como merecedora de la segunda amarilla de Alexis.
El Getafe vio un inesperado atisbo de salvar como mínimo un punto y se fue a por todo hacia el marco de César. Además, los banquillos de ambos equipos se movieron. Emery recompuso su -cada vez más- maltrecha defensa con la entrada de Maduro por un ovacionado Domínguez, mientras que Míchel daría entrada a Albín y, poco después, a Kepa, en busca del gol.
Fue Manu del Moral quien tras un erróneo despeje de la zaga che, batió por bajo a César a falta de aproximadamente un cuarto de hora para el pitido final. Emery dio entrada a Mata por el héroe del partido, en un final que se hizo eterno para toda la parroquia che.
Mientras tanto, Paradas Romero siguió a lo suyo. No señaló un penalti a Maduro, sí vio un inexistente fuera de juego de Pablo -que había saltado al campo en sustitución de Joaquín-, y consideró como saque de puerta un despeje de un defensa del Getafe. Para más inri, casi al final del encuentro, Dealbert cometió un absurdo e innecesario penalti ante Miku que el colegiado andaluz no se atrevió a señalar. Nefasta actuación arbitral, pero importante y sufrida victoria valencianista. Ahora, a pensar en el Brujas.
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